La boca bien abierta en la frontera de los sentidos

-casi dolor azul-

acapara todo lo que no se oye ni razona

salvo el antiguo eco inconcluso y migratorio

hoy susurro penitente

de un nombre cualquiera perdido bajo la piel

cicatrizando la memoria de los cuerpos minerales

recogiendo pequeñas semillas carbonizadas.


Tiembla y seduce.



Comentarios

  1. Todos tenemos un nombre que es una penitencia. Sobre todo si se oculta bajo la piel, ha de ser difícil de expulsar...Un saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog