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Sirena

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Hay una calma nueva, extraña y pegajosa que se mueve lentamente de un sitio para otro que no me permite ver lo que tú ves      ni sentir lo que tú sientes ahora,      como una pareja incómoda y gastada      o un viaje absurdo a ninguna parte.       Las flores huelen a pensamientos repetidos      más de un millón de veces masticados,       entre la vida agitada que nos persigue      y tus maravillosas costumbres de sirena soñadora,      habitante ocasional  del barco azul y negro      permanentemente varado en la playa      y capitaneado por la incertidumbre y el deseo.  Una insólita civilización por descubrir con las manos a través de las ingrávidas lagunas de tus inmensos ojos verdes.
Sin recargo me has atravesado cual memoria rabiosa mientras suceden estaciones calculamos las próximas manchas del espejo tus pies se alimentan de temblores escarcha en los dientes portarretratos de minerales rojos puerta de entrada el veneno.
> Quiero el poder el poder no me quiere quiero que me quiera dice que me quiere solo para un rato hagamos un pacto no escrito: dímelo a oscuras entre lo uno y lo otro a ver si atreves a bajarte del caballo alguna vez. <
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Principios del sueño. Rock and roll en agua dulce.
Trago la sed trago la boca prisionera de mis ojos infestados de animales vagabundos y extraños como el reverso de la niebla. Resucítame con frío. Nada en medio de la vida partida.
Me hablas de teorías remotas sobre los paisajes de tu cuerpo momificado todavía respiras y sin embargo amanece con descaro no quiero regresar ni permanecer aquí ni sucumbir al día mientras corremos en contra del tiempo empapados en saliva helada figuras breves y hacendosas se mezclan con visiones inmateriales en blanco ya no te escucho más son aves migratorias de un invierno silencioso para siempre.
Hay días impares devorados por el calendario en los que descubres tantas cosas nuevas por todas las esquinas -o que al menos flotaban entre nosotros desmayados y rebeldes- que tapas los ojos del resto de la gente con todas tus manos manchadas a conciencia y aguantas el grito que es duda hasta el momento en que pierdes tu condición y nada se mueve ni se oye ni respira.