Trago la sed trago la boca prisionera de mis ojos infestados de animales vagabundos y extraños como el reverso de la niebla. Resucítame con frío. Nada en medio de la vida partida.
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Hay días impares devorados por el calendario en los que descubres tantas cosas nuevas por todas las esquinas -o que al menos flotaban entre nosotros desmayados y rebeldes- que tapas los ojos del resto de la gente con todas tus manos manchadas a conciencia y aguantas el grito que es duda hasta el momento en que pierdes tu condición y nada se mueve ni se oye ni respira.
La máscara y el espejo.
ResponderEliminarCuántas máscaras y espejos he descubierto no hace mucho.
Las máscaras ocultan, los espejos reflejan; Perfecta combinación para ver la realidad que a veces te deshilacha.
Un abrazo